La pastoral de la puerta trasera

El pasado 5 de junio, Monseñor Luis Francisco Ladaria Ferrer, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigió una carta al cardenal Reinhard Marx, presidente de la Conferencia Episcopal de Alemania, donde afirma, en nombre del papa, que el proyecto de admitir a la comunión sacramental a los cónyuges protestantes "no está listo para ser publicado". En vez de ser un recordatorio doctrinal más que necesario, dicha carta se contenta con señalar una publicación prematura, sugiriendo que la maduración del proyecto no queda excluida... El sentido de la fe considera, al contrario, que el proyecto de la intercomunión está más que maduro, al ser el fruto de una teología tan suave que posiblemente ya está descompuesta.

Un poco más adelante leemos en la carta de Monseñor Ladaria lo siguiente: "Parece especialmente oportuno permitir al obispo diocesano juzgar la existencia de una "necesidad grave". ¿Esto quiere decir que un obispo podría, bajo pretexto de una "necesidad grave" - necesariamente "pastoral" y "misericordiosa" -, emanciparse de su diócesis respecto a la doctrina y la disciplina universales? Esta apertura es una brecha en la unidad de la Iglesia. En términos navales, se podría hablar de un hoyo bajo la línea de flotación, señal cierta de un naufragio inminente.

Una vez más, podemos ver en esto un ejemplo de la "pastoral de la puerta trasera", en boga desde el Concilio Vaticano II. La puerta principal parece estar cerrada, pero se ha hecho una apertura en la parte trasera para poder entrar sin llamar la atención. Sin duda alguna, el cardenal Marx, "arbitro experto en todos los casos", quiere entrar por la puerta trasera, dejando cerrada la puerta doctrinal.

Padre Alain Lorans.