La persecución anticristiana en medio de la indiferencia

Fuente: FSSPX Actualidad

El incendio de la iglesia Kreuzerhöhungskirche ubicada en Wissen, Alemania, el 10 de febrero de 2023

El informe anual de OIDAC Europa – Observatorio sobre Intolerancia y Discriminación contra los Cristianos en Europa – (OIDAC) fue publicado con motivo del Día Internacional de la Tolerancia, el 16 de noviembre de 2023. El informe indica un claro aumento de los crímenes de odio anticristiano, hasta un 44%. Información que los medios progresistas apenas transmiten. 

Para el año 2022, OIDAC Europa documentó 748 crímenes de odio anticristianos en 30 países diferentes, que van desde ataques incendiarios, grafitis, profanaciones y robo hasta agresiones físicas, insultos y amenazas. Estas cifras corresponden a las del informe de la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa) sobre los crímenes de odio, publicado el mismo día, que contabiliza 792 crímenes de odio contra los cristianos en 34 países.

El informe de OIDAC destaca dos tendencias: la primera se refiere al aumento de los ataques incendiarios contra iglesias, pasando de 60 en 2021 a 105 en 2022. La segunda señala que estos crímenes son ahora perpetrados en su mayoría por miembros radicalizados pertenecientes a pequeñas corrientes ideológicas, políticas o religiosas impulsados ​​por una narrativa anticristiana.

"Mientras que en el pasado los motivos de la profanación de iglesias no estaban tan claros, hoy descubrimos que cada vez más autores dejan mensajes que revelan un motivo extremista o incluso afirman con orgullo la autoría de sus acciones criminales en las redes sociales", explicó Anja Hoffmann, directora de OIDAC Europa.

Este aumento preocupa a Regina Polak, investigadora y representante de la OSCE: “El creciente número de crímenes de odio anticristianos en Europa denunciados por OIDAC es profundamente preocupante. Es imperativo crear conciencia sobre este problema entre los gobiernos y la sociedad y tomar medidas políticas para abordarlo y combatirlo de manera decisiva".

Criminalización de la enseñanza religiosa

Según Anja Hoffmann, existe también en el discurso público una “criminalización de las enseñanzas religiosas tradicionales, falsamente acusadas de incitar al odio, lo que es peligroso en varios niveles: se estigmatizan las creencias legítimas vinculadas a la libertad de conciencia y se despoja de su verdadero sentido el concepto de incitación al odio".

A veces es el propio Estado el que restringe la libertad de conciencia de los cristianos, especialmente en el Reino Unido mediante la creación de “zonas de seguridad” que criminalizan la oración en torno a las clínicas de aborto. Particularmente revelador fue el arresto de Isabel Vaughan-Spruce, quien permanecía en silencio en una de estas "zonas de seguridad" mientras la policía le preguntaba si estaba "orando mentalmente", lo que parece haberse convertido en un delito.

“Silenciar las voces cristianas en el espacio público socava la pluralidad de las sociedades democráticas occidentales y hace fundamentalmente imposible cualquier discurso libre”, lamentó la directora de OIDAC Europa, quien augura “un futuro difícil” para nuestras sociedades.

El informe de OIDAC señala otras formas de discriminación: pérdida del empleo por expresar la propia fe, suspensión o procesamiento penal por exhibir una posición religiosa no violenta en público, ataques o acusaciones por supuestamente pronunciar un "discurso de odio", a veces simplemente por adherirse a las enseñanzas tradicionales de sus Iglesias.

Son bien conocidos los despidos de los profesores de Oxford, Ben Dybowski y Joshua Sutcliffe, y del capellán de la Trent College School, el reverendo Bernard Randall, en Derbyshire, Inglaterra.

Esta persecución desenfrenada se suma a los ataques claramente visibles, pero no es menos violenta, y se muestra con la respetabilidad de la ley al hombro, lo que la hace aún más peligrosa y eficaz para amordazar a los cristianos, en una indiferencia prácticamente general.