Los dos estandartes

Fuente: FSSPX Actualidad

El 17 de abril de 2024, Monseñor Fellay pronunció el sermón fúnebre de Monseñor Huonder, en Écône. Dos días después, Monseñor Bonnemain predicó en la catedral de Coira, ante un retrato de su predecesor. Dos sermones, dos doctrinas.

Monseñor Fellay recordó la doctrina católica: "Si el buen Dios nos permite ser signo de contradicción, es porque Nuestro Señor mismo, según la profecía de Simeón, es ese signo de contradicción [Cf. Lc 2, 34]. Quien trae la paz a los hombres de buena voluntad se convierte en signo de contradicción. Y quien quiera vivir con Nuestro Señor –palabra de la Sagrada Escritura- 'quien quiera vivir piadosamente en Cristo Jesús, sufrirá persecución' [Cf. 2 Tim 3, 12]. […] Es un misterio".

Y añadió: "Así ha sido desde el principio, y por eso la Iglesia en la tierra, desde el principio, ha sido llamada Iglesia Militante. La Iglesia siempre tendrá que sufrir el odio. "El mundo os aborrece". [Cfr. Jn 15, 18] Nuestro Señor presentó esto como algo absolutamente normal: “El mundo me aborreció primero”, y “el discípulo no está por encima del Maestro” [Mt 10, 24]. Esta cruz, este sufrimiento, es lo que Dios eligió para satisfacer, para reparar el pecado, para salvarnos".

Monseñor Bonnemain no habló de una Iglesia militante, sino de una Iglesia "sinodal", no sin antes haber criticado la decisión de Monseñor Huonder de ser enterrado en Écône, considerándola la elección de una "última morada, en el mundo intacto de su imaginación." E insistió: "Nuestro Redentor y Salvador, el único y verdadero buen pastor, dio su vida por nosotros. Pero no para aislarnos en un mundo sano – al abrigo del mundo peligroso – sino para que, en medio de nuestro mundo tal como es, en la Iglesia, aquí y ahora, gracias a su amor y a su amistad, podamos anunciar la salvación a través de nuestra vida y nuestras acciones".

Luego pronunció su nueva profesión de fe: "Es crucial que todos formemos una verdadera Iglesia sinodal. Una Iglesia en la que todos nos digamos: no eres un servidor, eres mi amigo, eres mi hermano en la fe, estoy feliz de dar mi vida por ti. La Iglesia tiene una jerarquía, hay diferentes ministerios y diferentes tareas, pero al mismo tiempo hay un sacerdocio común a todos los creyentes y, diría yo, una pastoral común. Si vivimos así la fraternidad y la sinodalidad, no debemos tener miedo del mundo pagano, sino sentir la alegría de estar en camino hacia este mundo, en este mundo y con este mundo hacia la patria eterna".

Monseñor Fellay recordó que la vida del discípulo de Jesucristo es una vida crucificada. Monseñor Bonnemain respondió: “Es crucial que formemos una verdadera Iglesia sinodal”. ¡No son las mismas prioridades!

San Ignacio nos invita a meditar sobre los dos estandartes, y la liturgia canta: “Vexilla Regis prodeunt, fulget Crucis mysterium; los estandartes del Rey avanzan, resplandece el misterio de la Cruz. "O Crux, ave, spes única! ¡Oh Cruz, salvación, esperanza única!” – "¡Oh sinodalidad, oh sacerdocio común, oh pastoral común!", responde Monseñor Bonnemain.

Es verdaderamente crucial encontrar a Jesús, como nos enseña San Pablo: “Me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a este crucificado.” [1 Cor 2, 2]. – ¡Todo lo demás es inutilidad… o sinodalidad!

Padre Alain Lorans