Magnum Principium: el riesgo de una nueva Torre de Babel

Fuente: FSSPX Actualidad

El 3 de septiembre del 2017, el Papa Francisco firmó una Carta Apostólica en forma de Motu Proprio que modificó el Canon 838 del Código de Derecho Canónico. Publicado el 9 de septiembre, el documento titulado Magnum Principium "reequilibra" la cuestión de la traducción litúrgica a favor de las Conferencias Episcopales. Esta decisión entró en vigor el 1 de octubre del 2017.

Como lo explica La Documentation Catholique, con esta modificación, "el papa confía a las Conferencias Episcopales la responsabilidad de traducir, aprobar y publicar los textos litúrgicos 'para las regiones de las cuales sean responsables después de la confirmación de la Sede Apostólica". Y los medios de comunicación añaden que esto es "un cambio que fortalece las atribuciones de las Conferencias Episcopales".

El Papa se coloca resueltamente en la estela de la "renovación de la vida litúrgica" promovida por el Concilio Vaticano II. Francisco quiere - al introducir la modificación de una ley - reafirmar con mayor fuerza el gran principio de Vaticano II que señala que para que la oración litúrgica pueda ser "comprendida", debe "adaptarse a la comprensión del pueblo", como escribió en su Motu Proprio.

Un principio de distorsión



Y sin embargo, este "gran principio" de la adaptación litúrgica no ha sido, hasta el momento, un factor de paz y unidad en la Iglesia, como lo señala L'Osservatore Romano en su publicación en francés del 28 de septiembre del 2017: "esta cuestión es delicada y presenta dificultades, como puede verse a través del intenso debate de las últimas décadas y de los problemas específicos que han surgido con la labor efectuada sobre los textos."

Ciertamente las dificultades no han dejado de surgir. Podríamos mencionar, por ejemplo, lo que el jesuita John Baldovin llamó, en la revista American Magazine, "la triste historia de la eliminación de la traducción al inglés del misal romano", en el 2011, después de numerosas oposiciones.

Al año siguiente, la revisión de la traducción de "pro multis", para que fuera más apegada a las palabras originales en latín, generó gran controversia entre los obispos italianos, y su implementación resulto un tema delicado: ¡y eso sucedió en la tierra de Dante!

En Alemania, la corrección de la traducción simplemente se abandonó. El presidente de la Conferencia Episcopal de Alemania, el cardenal Reinhard Marx, arzobispo de Múnich, explicó el 29 de septiembre que tanto él como sus colegas obispos habían recibido el nuevo Motu Proprio con un sentimiento de "gran alivio". Ésta es una oportunidad para los obispos alemanes de ejercer mayor autoridad y libertad, finaliza el diario La Croix, calificando la pasada insistencia del Vaticano respecto a una transcripción literal del texto en latín como "completamente excesiva". Después de varios años de discutir y negarse a corregir los errores en la traducción, que fueron originalmente una decisión consciente, Magnum Principium se convierte en una salida de un punto muerto y en un restablecimiento de la autoridad de los obispos en cuestiones litúrgicas.

Un comentario autorizado de Roma



Desde Roma, un comentario autorizado sobre el reciente documento papal fue entregado al secretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Monseñor Arthur Roche, quien explicó lo novedoso del texto en L’Osservatore Romano. Para poder restablecer lo que él llama "una colaboración llena de confianza recíproca", el papa explica dos conceptos que son bastante distintos entre sí: recognitio - revisión - y confirmatio - confirmación. Estas dos tareas siempre caen bajo la competencia de la Sede Apostólica.

La "revisión", según las palabras del secretario de la Congregación para el Culto Divino, toma en cuenta el criterio de la fidelidad y "unidad sustancial al rito romano". Consiste, principalmente, en releer y evaluar - supuestamente dentro de un control riguroso - las "adaptaciones litúrgicas legítimas" que cada conferencia episcopal quiera realizar a los textos litúrgicos, con el objetivo de tomar en cuenta y mejorar la "diversidad de los pueblos y los grupos étnicos" en la liturgia. En otras palabras, las conferencias episcopales pueden proponer a Roma la "inculturación" de un texto litúrgico, pero la Congregación para el Culto Divino tiene la última palabra.

La "confirmación" tiene que ver con las traducciones desde el original en latín a la lengua vernácula, traducciones preparadas por los obispos para las regiones de las cuales son responsables. La única acción de la Sede Apostólica respecto a estas traducciones es la de "confirmar", o ratificar el trabajo de los episcopados, suponiendo, obviamente, que las traducciones son fieles y corresponden al texto litúrgico original: es aquí, en el campo preciso de la traducción - y no de la adaptación - del texto en latín a la lengua vernácula en donde se concede mayor libertad a las conferencias episcopales para sus propias iniciativas, aunque Roma no conserva su papel como juez final.

El cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, expresó su observación sobre Magnum Principium, no en las columnas de L'Osservatore Romano, sino en la publicación del 14 de octubre del 2017 de L’Homme Nouveau, firmando "una humilde contribución para una comprensión mejor y más precisa" del Motu Proprio.

El prelado guineano confirma las prerrogativas de la Santa Sede en cuestiones litúrgicas: la "confirmación" y el "reconocimiento", lejos de constituir una "formalidad" suponen la "posibilidad para la Santa Sede de predicar la confirmación sobre algunas modificaciones sine qua non de ciertos puntos en particular que podrían ser requeridas por el hecho de que no cumplen con los criterios de 'fidelidad', la cual a partir de ahora está inscrita en el Código de Derecho Canónico.

La intervención del Cardenal Sarah



Según la opinión del Cardenal Sarah, Magnum Principium ofrece precisiones sobre la colaboración entre la Santa Sede y las conferencias episcopales, cuya relación es la de "un profesor hacia un estudiante que prepara su tesis, o, más simplemente, la de unos padres hacia la tarea de sus hijos, y también, más generalmente, la de las autoridades académicas y supervisores"; una colaboración "fraterna" que implica "la mayor 'fidelidad' respecto a las exigencias de la realidad". No existe ninguna garantía de que el episcopado alemán aprecie en lo absoluto este tipo de comparación...

¿Podrá Magnum Principium limitar los daños causados por las numerosas adaptaciones que con tanta frecuencia deforman la liturgia? En la confusión actual, es urgente que conservemos la Misa de todos los tiempos y el uso de la lengua sagrada -  el latín. Las reflexiones del difunto cardenal Domenico Bartolucci, "Director Perpetuo" del Coro Pontificio de la Capilla Sixtina, siguen siendo sumamente relevantes. En una entrevista concedida a L'Espresso en el 2009, se lamentó de la multiplicación de adaptaciones en el culto divino: "Al hacer esto, uno se celebra a sí mismo, y el misterio y la belleza de Dios se nos oculta", declaró.

Y añadió, proféticamente: "De hecho, estamos siendo testigos del declive del mundo occidental. En una ocasión, un obispo africano me dijo: "Esperamos que el Concilio no elimine el latín de la liturgia, o mi país, que es una Torre de Babel de dialectos, implosionará."