Senegal: expectativa tras las elecciones presidenciales

Fuente: FSSPX Actualidad

El presidente Bassirou Diomaye Faye

El 24 de marzo de 2024, Bassirou Diomaye Faye ganó con un amplio margen las elecciones presidenciales y pronto será entronizado como el quinto presidente de la República de Senegal, el más joven de la historia del país, con solo 44 años. Acusado de estar vinculado al islam salafista, el nuevo presidente tendrá que tranquilizar a la minoría cristiana, que representa el 5% de la población.

La votación del 24 de marzo se desarrolló pacíficamente después de semanas de tensiones e incidentes tras la decisión, anunciada el 3 de febrero por el presidente saliente Macky Sall, de posponer las elecciones indefinidamente. Una medida anulada poco después por el Tribunal Constitucional del país.

Unos días antes de las elecciones, los obispos de Senegal escribieron para los fieles católicos una lista de los “Diez Mandamientos del Elector” para guiarlos en su elección.

“Conocerás lo mejor que puedas a cada uno de los candidatos verificando si son honestos, justos, competentes, capaces de gobernar la nación para el bien de todos; conocerás las soluciones que cada candidato pretende aportar para resolver los problemas de los senegaleses; no venderás tu voto por un saco de arroz o de azúcar ni por dinero.

“No elegirás candidatos que llamen a la violencia o amenacen a otros; no elegirás candidatos corruptibles, corruptos o corruptores; elegirás al candidato que más respete los valores morales; elegirás al candidato que más ame a su país y que esté decidido a servir y no a ser servido”. Esta es la lista no exhaustiva de los consejos dados por el episcopado senegalés a su grey.

La elección en primera vuelta de Diomaye Faye, un joven inspector de Hacienda que admite haber sido "candidato suplente", tuvo un potente efecto en el país de la teranga.

Bassirou Diomaye Faye afirma querer luchar contra la corrupción, defender la soberanía de su país renegociando los contratos petroleros y forma parte de una ideología cuyo peso está creciendo en África Occidental: el “neopanafricanismo”, una mezcla de “lógica antisistema”, soberanismo y descolonización, con evidentes connotaciones antifrancesas.

Un diplomático occidental resume la incertidumbre de las cancillerías europeas con palabras bien elegidas: "Los términos de referencia cambiarán, pero no sabemos hasta qué punto".

También es necesario tener cuidado con las posiciones religiosas del nuevo presidente de Senegal: musulmán calificado de muy piadoso y "con los pies en la tierra", Bassirou Diomaye Faye, que acudió a votar el 24 de marzo rodeado de sus dos esposas, es acusado por algunos de sus opositores de ser un salafista.

Durante la campaña presidencial, el diputado Cheikh Seck atacó al candidato: "Diomaye es la cumbre del salafismo, es un salafista de tamaño natural", dijo respecto a su oponente. “Bassirou nunca fue a Touba, menos aún a Tivaoune [dos centros religiosos del sufismo tradicional senegalés, NDLR] ni a ningún otro lugar religioso. Este hombre no da la mano a las personas religiosas tradicionales porque no las respeta. Los senegaleses no pueden votar por una persona así”, añadió el parlamentario.

Respondiendo a sus detractores tras su elección, el nuevo presidente declaró a Le Monde que “no cambiaría el culto ni transformaría las prácticas”, reafirmando el carácter laico de Senegal. El episcopado senegalés, que se mantiene discreto desde el 24 de marzo, espera los primeros pasos del nuevo jefe de Estado para juzgar según las pruebas.

Senegal, con más del 94% de musulmanes –en su mayoría sufíes– es uno de los países más islamizados del África negra. Esta elevada proporción lo convierte en un país musulmán, aunque la Constitución del Estado no establece que el islam sea la religión de la república senegalesa. La minoría cristiana representa poco más del 5% de la población en un país donde sigue viva la memoria de Monseñor Marcel Lefebvre, primer arzobispo de Dakar nombrado por Pío XII en 1955.