Vaticano: movimientos diplomáticos en todas direcciones

Fuente: FSSPX Actualidad

Li Hui y el cardenal Matteo Zuppi

¿El éxito de la diplomacia papal debe atribuirse a un papabile en la carrera por la sucesión al papado, o a un cheque en blanco entregado a Beijing para su política de sinización de las religiones tras su apertura hacia Moscú? Aunque los análisis difieren, una cosa es cierta: la actividad diplomática de la Santa Sede ha alcanzado un grado de rara intensidad en este mes de septiembre de 2023.  

¿Un vaso medio lleno?...

Cuando se trata de diplomacia, la metáfora del vaso medio lleno o medio vacío es un marco de referencia válido. Por tanto, es posible interpretar la visita del cardenal Matteo Zuppi a China, el 14 de septiembre de 2023, como un notable progreso de la Santa Sede para lograr el regreso de los niños ucranianos desplazados, y más adelante, el cese de las hostilidades entre Ucrania y Rusia.

Aunque es importante no hacerse ilusiones: "Trabajar por una paz justa sin imaginar obtener resultados antes de la primavera. El enviado del Papa no llevó consigo a Beijing un plan preestablecido, sino que optó por la red del multilateralismo". Este resumen de La Repubblica es un eco fiel sobre lo que el Vaticano quiere resaltar de la misión del enviado del Papa.

En este escenario, el presidente de la Conferencia Episcopal de Italia mantuvo "una conversación franca con Li Hui, el hombre de Xi Jinping encargado del caso (las relaciones con Eurasia)", comentó el cardenal Zuppi.

Una especie de matrimonio de conveniencia entre la Santa Sede y China: Beijing podría sentirse "halagado", y mostrarse "interesado en proyectar la imagen de un país responsable y portador de la paz para reducir la creciente brecha entre Oriente y Occidente" y "no tendría miedo de mantener contacto con la Iglesia, especialmente en cuestiones humanitarias".

Este enfoque chino encajaría en la visión de la ofensiva de paz deseada por Francisco y que parece tener un eco positivo en Moscú, ya que el ministro ruso de Asuntos Exteriores anunció que el enviado del Vaticano sería esta vez bienvenido a las riberas del río Moscova...

Una buena señal, según Roma y la comunidad de Sant'Egidio, particularmente implicada en la misión del cardenal Zuppi, y que espera recoger los frutos en el momento adecuado, especialmente en caso de cónclave.

… ¿o medio vacío?

Pero junto a un escenario que parece una historia de éxito, se puede insertar otra narrativa: como señala Francesco Sisci, experto en las relaciones chino-vaticanas, "(Monseñor) Zuppi no es ni el primero ni el último cardenal en visitar China. Antes tuvieron lugar las misiones de los cardenales Etchegaray, Ravasi, Monseñor McCarthy... Sin embargo, es un viaje interesante porque China reconoce que el Vaticano desempeña un papel político y diplomático en la cuestión de la guerra en Ucrania".

En esta perspectiva, China utilizaría a la Santa Sede y a su enviado especial: "el Vaticano le hace un favor a Beijing: la Santa Sede da un cierto peso a China, mientras que Rusia no está convencida del papel decisivo de China en el restablecimiento de la paz en Ucrania", analiza Sisci.

Lo más preocupante, es que la visita de Zuppi en China probablemente ignoró cuestiones que podrían haber causado enojo, en particular la dramática situación que viven actualmente los católicos chinos y las repetidas complicaciones en el acuerdo provisional China-Vaticano, cuestiones que son competencia exclusiva de la Secretaría de Estado y su jefe, el cardenal Pietro Parolin.

Un alto prelado muy ocupado con los asuntos de Oriente Medio ya que, cuando el cardenal Zuppi estaba en Beijing, el secretario de Estado trabajaba activamente para resolver el callejón sin salida político en que el Líbano está inmerso desde hace muchos meses.

Por su parte, China no hizo ningún comentario oficial sobre la visita del cardenal Zuppi, limitándose la portavoz del gobierno, Mao Ning, a afirmar que el ejecutivo chino estaba "dispuesto a trabajar con todas las partes y a seguir desempeñando un papel constructivo para promover la desescalada y el mejoramiento de la situación".

Una forma de satisfecit para el líder de Beijing que, mientras tanto, puede alinear tranquilamente al clero chino y a los católicos que se resisten a inculturar la fe a través de los principios del Pequeño Libro Rojo.