Zaitzkofen: toma de sotana, tonsura y órdenes menores – 2024
En la fiesta de la Candelaria, 12 seminaristas de primer año tomaron la sotana en el Seminario del Sagrado Corazón, en Zaitzkofen, Alemania; otros 17 recibieron la tonsura y fueron así admitidos en el estado clerical. Al día siguiente, 11 seminaristas de tercer y cuarto año recibieron las órdenes menores.
Dejar todo con alegría por Cristo crucificado: lo que los candidatos a la sotana y a la tonsura habían meditado durante sus ejercicios espirituales preparatorios se hizo realidad. Los seminaristas de primer año se despojaron del “hombre viejo” y fueron revestidos con el nuevo: las sotanas bendecidas por monseñor Alfonso de Galarreta; a partir de ahora pueden ser reconocidos como hombres de la Iglesia.
Su Excelencia dijo a los seminaristas: "La renuncia a nosotros mismos, a nuestra propia voluntad, es el fundamento de la vida sacerdotal. Pero no se trata de una simple renuncia negativa, sino de una entrega afectuosa de uno mismo a Jesús crucificado. El Señor vivió una vida de renuncia por amor, que lo llevó a la muerte en la cruz".
Durante la ceremonia, los seminaristas reciben una cruz de madera para recordar este importante día, pero no es un simple símbolo, sino un recordatorio de que deben conformarse a su vocación. Esto no es principalmente el resultado de nuestra acción; más bien, es Dios quien da forma a su instrumento enseñándonos a aceptar, y no solo a aceptar, sino a amar las cruces en el camino de nuestra vida.
Los seminaristas de segundo año fueron admitidos en el estado clerical mediante la tonsura, la cual significa la conformidad con Dios mediante la renuncia. Cuanto mayor sea el amor, cuanto más perfecta sea la renuncia, más irradiará de nosotros e iluminará a las almas la santidad de Cristo.
En el pasado, el cabello representaba los honores mundanos, la tonsura representa la renuncia simbólica y total a estos últimos. Monseñor de Galarreta evocó una conmovedora cita de San Juan de la Cruz como lema para los candidatos: "Amar es trabajar para despojarse de uno mismo por completo; renunciar, por amor a Dios, a todo lo que no conduce a Dios".
Los seminaristas recién revestidos con el hábito clerical proceden de Alemania (2), Croacia (1), Países Bajos (1), Polonia (6), Eslovaquia (1) y República Checa (1); los que fueron admitidos en el estado clerical proceden de Alemania (6), Austria (1), Croacia (1), Dinamarca (1), Hungría (1), Países Bajos (1) y Polonia (6).
Al día siguiente, 3 de febrero, la Santa Iglesia también se alegró con la llegada de seis nuevos lectores y cinco nuevos acólitos. En la homilía, el obispo habló sobre las plagas de nuestro tiempo: la negación de la realeza de Cristo y el culto al hombre que la reemplaza; el espíritu del naturalismo que busca suplantar lo sobrenatural y que ha penetrado hasta lo más profundo de la propia Iglesia.
Luego Su Excelencia habló del fundamento sobre el cual todo debe ser reconstruido: Jesucristo. La conciencia de que la Iglesia está fundada en Él y en su voluntad es la herencia, el tesoro de la Fraternidad, que nos dejó monseñor Lefebvre.
Monseñor de Galarreta indicó claramente que lo esencial de esta reconstrucción es el sacerdocio, y lo esencial de la formación del sacerdote es el seminario: "Es aquí donde Cristo se forma en quienes deben formar a Cristo en los demás..."
A continuación, el obispo confirió las primeras órdenes menores (portero y lector) a seis seminaristas de tercer año: 2 alemanes, 1 bielorruso, 1 húngaro, 1 holandés y 1 polaco. Durante la ordenación de los porteros ocurrió un incidente: un seminarista se desmayó. Pudo recibir las órdenes menores por la tarde, durante una ceremonia privada.
Luego vino la ordenación a las segundas órdenes menores –exorcista y acólito– conferidas a cinco seminaristas de cuarto año: 2 alemanes, 1 australiano, 1 libanés y 1 polaco. El final de estos bellos y consoladores días se puede resumir en dos palabras: Deo gratias !
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Fuente: Séminaire du Sacré-Cœur de Jésus – FSSPX.Actualités