FSSPX.Actualidad les desea un santo año 2024

Para un católico, las cosas nunca se presentan únicamente en términos de relaciones de poder, poderes terrenales o el poder del dinero. Porque todos estos elementos son infinitamente inferiores al poder de Dios. Son los medios que el diablo sabe manipular, pero Cristo ha vencido tanto al demonio como al mundo.

En Navidad, el Salvador se encarnó otra vez por nosotros. Dijo nuevamente: "¡Heme Aquí!" Contempló una vez más el rostro de su Madre, la Virgen María, a quien colmó de sus dones y en quien puede descubrir la redención en su punto más perfecto.

Luego dirigió su mirada hacia San José, patrono de la Iglesia universal, que protegió a María y al Niño desde la Huida a Egipto, y que con ellos nos protege a nosotros.

Miró también a los pastores, esos hombres sencillos que creyeron en el mensaje de los ángeles, y que se reúnen, los primeros, alrededor del divino Niño. Antes de los poderosos que pronto serán representados por los Magos.

A través de ellos, el divino Niño nos mira a nosotros y nos ama con el amor infinito de su Corazón. Cada uno de nosotros recibe de este Dios encarnado un amor particular, un amor que contiene todo el camino de santificación que nos conducirá a este Reino que Él vino a darnos tomando nuestra naturaleza.

Por eso, oremos cerca del pesebre, consideremos al Verbo divino, Dios de Dios, Luz nacida de la Luz, y dejémonos iluminar por su Inteligencia, su Amor y su Fuerza durante todo este año que comienza.

Pidamos también a la Virgen Purísima que prepare nuestra alma para recibir este don inefable y que nos enseñe a permanecer cerca del pesebre, cerca de la única realidad que puede importar para nosotros, Jesucristo, asociándonos a su triunfo luego de habernos asociado a sus tribulaciones.