Nicaragua: la Santa Sede juega al apaciguamiento

Fuente: FSSPX Actualidad

Las banderas de Nicaragua y el Vaticano

Para ayudar a solucionar la situación en la que se encuentra prisionera la Iglesia de Nicaragua debido a la oposición de una parte del clero al poder gobernante, la diplomacia papal ha optado por avanzar con prudencia, y para ello cuenta con la influencia de los futuros nombramientos episcopales, dado que más de la mitad de los escaños episcopales están en juego en el país, señala The Pillar.

El 17 de marzo de 2023, el nuncio interino abandonó el país y cerró la nunciatura “a petición del gobierno de Nicaragua” según Vatican News. El periódico La Croix explica: “El presidente sandinista Daniel Ortega no apreció las declaraciones de Francisco quien, en una entrevista con el sitio de noticias argentino Infobae, el 10 de marzo de 2023, calificó a Nicaragua de 'dictadura burda', y dijo que, en su opinión, el presidente padece un “desequilibrio”.

Una situación explosiva que la Secretaría de Estado rápidamente intentó controlar para aliviar las tensiones que solo perjudican la situación de la Iglesia en Nicaragua, cuyas libertades se han visto particularmente dañadas en los últimos años, en parte debido a la implicación de miembros del clero en la oposición al poder existente, el cual consideró que la posición del clero a favor de los manifestantes en abril de 2018 fue demasiado lejos.

La diplomacia más antigua del mundo pretende evitar un deterioro de la situación. Pero el silencio y el tiempo son dos recursos que la Santa Sede todavía tiene en su mano. El silencio en primer lugar: desde hace un año, el Vaticano guarda silencio. “La Secretaría de Estado dio la orden de no decir nada al respecto”, explicó La Croix el pasado mes de marzo.

El 14 de enero, después de un año y medio de detención, monseñor Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa y figura de la oposición al régimen de Daniel Ortega, fue liberado y expulsado al Vaticano, seguido de otro obispo, quince sacerdotes y dos seminaristas, todos discretamente dispersos en Italia con instrucciones de abstenerse de cualquier declaración pública sobre la situación en su país, resume La Croix. Un silencio que parece haber reducido la tensión entre la Iglesia y Daniel Ortega.

En este delicado tema, el tiempo es también el aliado de la diplomacia vaticana. "De las nueve diócesis" de este país de casi siete millones de habitantes, "al menos cinco" necesitarán nombramientos episcopales en el futuro, señala The Pillar: suficiente para permitir a la Santa Sede recuperar el control.

Por ejemplo, las diócesis de Managua y Jinotega están encabezadas por metropolitanos que han alcanzado el límite de edad de setenta y cinco años previsto por el derecho de la Iglesia: respectivamente, el cardenal Leopoldo Brenes y monseñor Carlos Herrera, presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua. Otras tres diócesis (Matagalpa, Estelí, Siuna) vieron a sus obispos exiliados por motivos políticos.

En Estelí, la Secretaría de Estado nombró al Padre Fruttos Valle Salmerón para el cargo de administrador apostólico – a la espera del nombramiento del futuro obispo residencial. Según The Pillar, este último “ha sido criticado por haber expulsado a varios sacerdotes críticos con el régimen de Ortega de la curia diocesana y de parroquias importantes.

A partir de ahora es Daniel Ortega quien se encuentra en la posición de solicitante si quiere obtener de Roma obispos más conciliadores con él, sabiendo que en Nicaragua no existe ningún concordato que regule la cuestión de los nombramientos episcopales: el soberano pontífice es en teoría libre de tomar sus decisiones y el poder gobernante debe llegar a algún acuerdo con él.

Esto brindará la oportunidad a la Santa Sede de reequilibrar la balanza de poder y encontrar un camino intermedio que permita aflojar el nudo en el que se encuentra atrapada la Iglesia local, sin provocar a un régimen que actualmente parece un poco debilitado por la oposición de ciertos eclesiásticos.