El jefe del DDF equipara a tradicionalistas y progresistas

Fuente: FSSPX Actualidad

Para el nuevo prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe (DDF), los grupos tradicionalistas y progresistas, quienes, según él, están convencidos de gozar de un don particular del Espíritu Santo para escudriñar la doctrina del Papa Francisco, estarían ni más ni menos que en el camino del cisma y la herejía.

En ciertos aspectos, la entrevista concedida al Register el 8 de septiembre de 2023 por el cardenal Víctor Manuel Fernández, quien recibirá la birreta roja el 30 de septiembre, parece un ajuste de cuentas. Molesto por las críticas, el prelado eligió un medio de comunicación católico conservador para hacerse oír en un sector de la Iglesia en el que es fuertemente criticado.

Aprovechando una pregunta sobre la aceptación del actual magisterio pontificio, el nuevo prefecto del DDF respondió a uno de sus opositores: "No tengo este carisma único (para juzgar la doctrina) dado por el Espíritu Santo a Pedro y a sus sucesores, no más que de lo que usted lo tiene, o el cardenal Burke", declaró Monseñor Fernández, señalando a uno de sus principales adversarios.

El futuro cardenal continúa: "Si alguien me dice que algunos obispos tienen un don especial del Espíritu Santo para juzgar la doctrina del Santo Padre, entramos en una espiral que conduce a la herejía y al cisma. No debemos olvidar que los herejes están convencidos de conocer la verdadera doctrina de la Iglesia. Lamentablemente, hoy no solo caen en este error algunos progresistas, sino también, paradójicamente, ciertos grupos tradicionalistas".

Respondiendo a una supuesta "falta de claridad" en la enseñanza de la fe "particularmente desde el Concilio Vaticano II" mencionada por el Register, el prelado se justificó asimilando debate y falta de claridad teológica, dos nociones muy diferentes: "A lo largo de la historia de la Iglesia, siempre han existido los debates y, por tanto, una cierta falta de claridad.

"Hubo intensos debates entre los Padres de la Iglesia, entre órdenes religiosas, y cómo no recordar la controversia de auxiliis, donde dos grupos de teólogos y obispos se condenaron mutuamente [sobre la relación entre la gracia divina y el libre albedrío] hasta que el Papa decidió que era una cuestión abierta".

El prelado ve su nueva misión menos centrada que antes en la protección de la doctrina de la fe y de la moral, sino más bien en un intercambio de ideas: "Creo que este Dicasterio debe ser un espacio que pueda acoger estos debates y enmarcarlos en la doctrina de la Iglesia, evitando así infligir a los fieles debates mediáticos más agresivos y desestabilizadores, que pueden provocar escándalo".

Cuando se le preguntó sobre las ideas del Camino Sinodal alemán, según sus recientes declaraciones sobre la bendición de las parejas del mismo sexo, Monseñor Fernández no logró salir fácilmente de sus ambigüedades: "A estas alturas, está claro que la Iglesia comprende el matrimonio como una unión indisoluble entre un hombre y una mujer que, en sus diferencias, están naturalmente abiertos a generar vida". Una respuesta que no cierra las puertas a futuras evoluciones en este ámbito.

Pero para el futuro cardenal, la solución no es asimilarse a los progresistas de Alemania: "No sé por qué algunos de sus colegas me identifican con el modo de proceder alemán, del que todavía sé poco". Aprovechó también para promover su libro más famoso "que contiene una meditación diaria sobre el Espíritu Santo" y ha vendido 150,000 ejemplares.

Recordó que fue "párroco, y también obispo diocesano" e hizo alarde de su trayectoria: "Adoración eucarística, catequesis, cursos bíblicos, misiones domiciliarias con Nuestra Señora y una oración para bendecir las casas. Tenía 10 grupos de oración y 130 jóvenes". Una respuesta que contiene todo, excepto una relación con la pregunta que se le había hecho...

"Al igual que el Papa, creo que sin misticismo no llegaremos a ninguna parte", concluyó el hombre que pronto recibirá el capelo cardenalicio de manos de su mentor. La cuestión es simplemente saber de qué misticismo se habla, si no tiene sus raíces en el objeto de la fe teológica. Un objeto que no entra ni en el ámbito del debate ni en el de la inclusión".