Sínodo sobre la Sinodalidad: la síntesis nacional belga

Fuente: FSSPX Actualidad

El espicoapdo belga

La síntesis nacional enviada a Roma por la Conferencia Episcopal de Bélgica (CEB) tras las consultas realizadas de febrero a abril de 2024, fue publicada el 16 de mayo: no es ninguna sorpresa. En efecto, en febrero pasado, el episcopado belga publicó un borrador de las Prioridades de discusión para la segunda sesión de la 16ª Asamblea General del Sínodo de los Obispos, que se celebrará en octubre de 2024.

Este proyecto, articulado en tres puntos y tres temas, fue objeto de un análisis de FSSPX.Actualidad: es sin duda el más mordaz presentado por los obispos tras el Sínodo. Con el artículo anterior tal vez ya no sería necesario escribir este, pero algunas ideas nuevas aportadas por los participantes son novedosas, incluso importantes de señalar.

“Introducción: método de consulta y contexto belga”

Este contexto, explica la CEB, es particularmente el de los abusos. En esta perspectiva, los obispos explican que “están decididos (…) a ver en la reflexión sobre la sinodalidad un buen momento para asumir el desafío más fundamental de la gestión del poder”. Conviene recordar que se trata de uno de los puntos centrales del camino sinodal alemán.

Con este objetivo, “promover una Iglesia sinodal, trabajar en la toma de decisiones participativa para afrontar los desafíos de la misión y los abusos no solo es crucial sino urgente”. De ahí las tres prioridades y los tres temas.

"I. Tres prioridades para la Sesión del Sínodo de octubre 2024"

1. Una Iglesia misionera en diálogo con el mundo

La reflexión descubre que “una Iglesia sinodal misionera requiere un diálogo abierto que tenga en cuenta los acontecimientos actuales en el mundo que nos rodea. La Iglesia no puede limitarse a una comunicación unidireccional para proclamar la Buena Nueva al mundo”.

En un "diálogo abierto, la Iglesia escuchará también lo que la evolución de la ciencia, la cultura y la sociedad pueden enseñarle. (…) Es necesario un diálogo abierto con el mundo, basado en la profunda convicción de que el Espíritu de Dios actúa allí misteriosamente".

“En ese diálogo, la Iglesia también puede aprender cosas. Los avances sociales (en materia de derechos humanos, democracia y libertades modernas, por ejemplo) también nos alientan a revisar y/o enriquecer algunas de nuestras posiciones”, señala la síntesis.

El texto continúa: “Un diálogo abierto y respetuoso con el mundo contemporáneo ofrece a la Iglesia la oportunidad de cuestionarse y renovar su propia comprensión de la Buena Nueva”. Esta es la petición con la que concluye este punto: “que se utilice la cultura de la escucha recíproca para entrar en diálogo con la evolución actual del mundo que nos rodea”.

Estas reflexiones sugieren que la Iglesia no es poseedora de la Verdad, que es Jesucristo. Pero también que debemos escuchar al mundo moderno, olvidando que inspira malas leyes (aborto o eutanasia), en lugar de convertir. Por último, la exigencia de las “libertades modernas”, que se utilizan constantemente en contra del derecho natural, no parece asustar a los católicos belgas.

2. Una comprensión dinámica de la Tradición

"Como parte del diálogo de la Iglesia y el mundo, la Iglesia debe tener el valor de poner su Tradición (…) en diálogo con el estado actual de las investigaciones teológicas, filosóficas y científicas. (…) Es el resultado de numerosos desarrollos y continúa evolucionando".

De ahí la petición: "que el Sínodo defina nuestra(s) Tradición(es) eclesial(es) como dinámica(s) y en constante desarrollo. A partir de ahí, la Tradición puede releerse en diálogo con los desarrollos recientes en teología, filosofía y ciencia". Para conocer esta falsa noción de Tradición, leer la conclusión de este artículo.

3. Unidad en la diversidad y responsabilidad

El capítulo pide que se aclaren las responsabilidades en todos los niveles de la Iglesia: "¿Qué puede decidir concretamente un obispo, una conferencia episcopal o una asamblea episcopal continental?"; esta pregunta se basa en la síntesis sinodal de octubre de 2023.

Conclusión: "Un mayor funcionamiento sinodal con una participación cada vez mayor de muchas personas en la deliberación y la toma de decisiones requiere un mayor reconocimiento de la diversidad legítima y una aplicación renovada de la subsidiariedad". Luego las peticiones se suceden.

"Algunos grupos han pedido claramente que se explore y desarrolle más la posibilidad de un “consejo pastoral nacional”. (…) Algunos han pedido la creación de un organismo de consulta y toma de decisiones para toda Europa occidental, compuesto por obispos y laicos".

De ahí la petición contundente: "Pedimos una concreción de la “responsabilidad” de los obispos y otros responsables pastorales en una Iglesia sinodal".

El camino sinodal alemán ha contagiado en gran medida a Bélgica, e incluso ha sido superado. Lo que se pide es un “Consejo sinodal” –el mismo que Roma negó a los alemanes, al menos parcialmente– que llegue al nivel supranacional. Baste decir que el poder de los obispos, otorgado por Jesucristo, se vería significativamente disminuido.

"II. Tres temas concretos"

A. El lugar de las mujeres en la Iglesia

Los avances en la sociedad civil “refuerzan la comprensión del Nuevo Testamento sobre la igualdad de hombres y mujeres en Cristo”. Así, muchos de los consultados “a partir del sacramento del bautismo” piden “una mayor participación de las mujeres en la toma de decisiones en la Iglesia”.

Lo cual se refleja en la participación en el sacramento del orden: "Se plantea la cuestión de si las mujeres también pueden ser admitidas en el ministerio diaconal, lo que permitiría restaurar una antigua Tradición".

Por analogía con la restauración del diaconado permanente hecha por Vaticano II "pedimos, con base en consultas como Iglesia belga, que se restablezca también el diaconado permanente para las mujeres. En nuestro análisis, conferir grandes responsabilidades pastorales a las mujeres y la ordenación diaconal no debería ser universalmente obligatorio ni prohibido".

Finalmente, “durante nuestras consultas, algunos grupos pidieron claramente ir más allá y hacer negociables las ordenaciones sacerdotales y episcopales de mujeres”. El resumen admite, sin embargo: "Se trata de una petición que surge regularmente entre algunos creyentes en Bélgica, mientras que otros se oponen firmemente a ella".

Todas estas exigencias van en contra de la constitución divina de la Iglesia, pero los obispos las firmaron: nunca ha habido diaconisas ordenadas; nunca hubo un diaconado permanente antes de Vaticano II; la posibilidad de recibir el sacramento del Orden, en todos sus grados (diaconado, sacerdocio, episcopado), está reservada a los hombres. No hay nada más que decir.

B. Lugar y significado del ministerio ordenado en una Iglesia sinodal

Dos elementos crean dificultades: el clericalismo y la obligación del celibato para los sacerdotes. Por eso “como Iglesia belga, pedimos que, por conferencia episcopal o asamblea episcopal continental, se permita tomar ciertas medidas para ordenar 'viri probati'". Esta ordenación no debe ser universalmente obligatoria ni prohibida, añade el texto.

Se pide también "confiar la responsabilidad pastoral final a laicos bien formados. Entre los laicos que acompañan a los enfermos como capellanes, existe una petición específica de poder recibir el mandato del obispo para administrar el sacramento de los enfermos".

Esta última petición es una nueva aberración: se requiere carácter sacerdotal para administrar la extremaunción. El sacramento del orden no puede ser desmembrado y distribuido en pedazos. El hecho de permitir la impresión de semejante error demuestra el completo desconocimiento de la fe católica entre los redactores.

El tercer tema se refiere a “Los jóvenes y la cultura digital” y no plantea ninguna dificultad.

Conclusión

La síntesis nacional belga ya no habla de la Iglesia católica, sino de un vago protestantismo en el que la Tradición divina puede ser reinterpretada según la moda del momento. Los redactores creen que son inteligentes al especificar repetidamente que sus solicitudes “no deben ser universalmente obligatorias ni prohibidas”, para evitar confrontar a otros episcopados.

Solo consiguen mostrar su total sumisión al espíritu del mundo, su única guía. El mundo del que hablan ha sumido a la sociedad belga en las más terribles divagaciones morales. Pero se aferran a las “evoluciones sociales” de una manera (muy) selectiva. Y les gustaría ver a la Iglesia hundirse en esta locura universal “para mostrarse misionera” en el mundo de hoy.

La única conclusión que se puede sacar es retomar las palabras de Nuestro Señor: "Dejadlos; son ciegos guiando a otros ciegos; y si el ciego guia al ciego, ambos caerán en el hoyo" (Mt 15, 14).